ESPECIES EN PELIGRO DE EXTINCIÓN
Clasificación científica: el oso polar pertenece a la familia de los Úrsidos, dentro del orden de los Carnívoros. Para ciertos autores es otra especie del género Ursus y la clasifican como Ursus maritimus sin embargo, otros autores lo consideran un género distinto y lo denominan en nomenclatura científica como Thalarctos maritimus.
También llamado oso blanco, es el nombre común que recibe la especie de oso que habita en el hielo ártico y en las bahías de Hudson y James, en Canadá, así como en la costa este de Groenlandia. Tiene un cuerpo más alargado y estilizado que el resto de los osos debido a sus costumbres acuáticas pero, al igual que las otras especies, su marcha es plantígrada, y en las zarpas tienen cinco garras afiladas y curvadas que utilizan para agarrarse al hielo y atrapar a sus presas. Son animales bien adaptados a su entorno; las plantas de los pies están recubiertas por pelos largos que les proporcionan protección frente al frío del hielo, y las patas delanteras, además de tener unos pies muy anchos, están forradas por un pelaje más duro y rígido: las utiliza a modo de remo para nadar mejor.
Los osos polares son animales muy robustos: un macho puede pesar hasta 800 kg, aunque el peso medio de las hembras es de 250 kg y el de los machos de 350 kg. Los oseznos recién nacidos son muy pequeños y no sobrepasan el kilogramo de peso.
El periodo reproductor tiene lugar entre los meses de mayo y junio, y el periodo de gestación dura unos ocho o nueve meses; parece ser que se da el fenómeno de la implantación diferida, de manera que el desarrollo del embrión no comenzará hasta el otoño. La hembra suele parir una sola cría, a veces dos. Al llegar el mes de octubre, se refugia en una osera construida por ella misma e hiberna hasta principios de marzo; entonces, saldrá al exterior con sus oseznos nacidos en diciembre o enero. Los machos y las hembras no preñadas no realizan una verdadera hibernación, aunque pueden cobijarse en sus guaridas si el clima es adverso.
Los osos polares viven en un hábitat único y peculiar: la banquisa ártica, una inmensa masa de hielo flotante en la que este animal sobrevive perfectamente.
Además de las adaptaciones a la vida anfibia ya comentadas, el oso polar es capaz de orientarse sin ningún problema en el paisaje blanco y monótono de hielo, su olfato es extraordinario y muestra cierta inteligencia a la hora de resolver problemas para obtener comida.
Los osos polares comen de todo: huevos, algas, virutas, desperdicios de estaciones balleneras e incluso cadaveres de su propia especie. Cuando sale a tierra dispuesto a pasar el periodo letárgico, suele adoptar dietas similares a su proximo pariente, el oso pardo, hartándose de hierbas, líquenes y bayas. Tampoco desdeña animales pequeños como lemmings, y en Alaska, cuando la remonta del salmón se dedica a capturar este pez en remansos y torrenteras. Pero la base de su dieta son ls focas, sobre todo la de anillo y la barbuda, que constituyen presas esenciales para su supervivencia. Si no esta muy ambriento el oso se come sólo las víceras y el tocino de la foca, dejando los restos a merced de carroñeros como el zorro ártico o los cuervos.
Como en cualquier población animal, una variedad de enfermedades y los parásitos pueden ser responsables de enfermedades del oso polar.
Los osos polares son especialmente susceptibles al trichinella parásito gusano, que contraen alimentándose de las focas infectadas.Los osos polares se cazan mucho en Canadá y en Groenlandia, algo menos en Rusia y en Alaska, y están totalmente protegidos en el archipiélago de las Svalbard, en Noruega. Las poblaciones de oso polar están más o menos seguras, pues habitan en zonas muy poco pobladas por el hombre, aunque el tráfico marítimo y las plataformas petrolíferas pueden repercutir de forma negativa en la supervivencia de esta especie.
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